El Goggomobil-Ovni fue diseñado por Ramón Arnalot, propietario de Talleres Arnalot y por Salvador Cañellas Gual, piloto de motociclismo que deseaba probar también de hacerlo en coches. El problema es que, con el poco dinero que tenía, el panorama se le presentaba complicado. Lo resolvieron con su ingenio, aprovechando piezas de desguace crearon este prototipo artesanal bastante competitivo para su bajo presupuesto.
Los trabajos de preparación y adaptación se realizaron en 1968 partiendo de un chasis de Goggomobil 400 comprado de segunda mano por unas 7500pts., al que acoplaron un motor tricilíndrico de dos tiempos y 1000 cm³, que procedente de una furgoneta DKW F1000 solamente les costó 500ptas.
El motor se potenció hasta los 80 CV en una primera etapa, instalando tres carburadores de moto y tres escapes individuales de Bultaco Metralla 250. Posteriormente en los apenas tres meses en que compitió las continuas evoluciones dieron como resultado una potencia ya cercana a 100 CV.
En cuanto a la parte ciclo incorporaba barras estabilizadoras de un Renault Dauphine delante y de un Seat 850 Coupé detrás. Los frenos traseros de tambor procedian de un Seat 600. El peso era muy reducido, aproximadamente unos 500 Kg.
Para poder instalar el motor mucho más grande que el original, se tuvo que suprimir toda la parte del habitáculo trasero, asimismo el coche visto frontalmente era asimétrico ya que por el lateral derecho sobresalía una espectacular entrada de aire dirigido al motor, que salía por el lado contrario por un simple agujero rectangular protegido por una rejilla.
Uno de los grandes problemas del coche fue un consumo de combustible muy elevado que le impidió en ocasiones como en Montserrat acabar la prueba, además de unos frenos bastante justos para las prestaciones del prototipo.
El Goggomobil-Ovni participó en diferentes pruebas de montaña y circuito, destacando en el II Premio Ciudad de Granollers, en el que bajo la lluvia llegó a rodar en cabeza delante de Porche 910, Alfa Romeo, Mini, Alpine, etc.
El estreno fue en la subida a Begues (1969) y a pesar de un problema de falta de gasolina en la última curva terminó séptimo absoluto. Y dos semanas después, en Montserrat, acreditaba el mejor tiempo cuando se quedó sin gasolina. La historia se acabó ese mismo año en la subida al Montseny, del campeonato de Europa, donde un comisario le impidió participar, argumentando motivos de seguridad. Aquella fue la última aparición del Ovni.